Que Leopoldo López se haya convertido en el primer “preso de conciencia” de la Venezuela socialista del siglo veintiuno es un chiste que no da risa.
Comprender las motivaciones y estrategias políticas de Leopoldo López resulta una especie de adivinanza. Su carrera política como funcionario público es escasa, porque este (des)gobierno ha cercenado sus derechos políticos con una “inhabilitación” a todas luces ilegal. La única demostración de sus habilidades como gerente público fue su excelente gestión en Chacao, pero este ejemplo no deja de ser insuficiente. Ciertamente pasó la prueba con honores, pero ser alcalde de este municipio —más durante la época en que lo fue— no es precisamente un reto político. Es prácticamente como ser presidente del Club Puerto Azul y mucho más fácil que desempeñarse como rector de la UCV.Su trayectoria como líder y hombre de partido, en cambio, es más errática o, en cualquier caso, bastante personalista. Fue fundador de Primero Justicia, pero renunció a ella justo antes de las elecciones internas. Recaló en Un Nuevo Tiempo, pero terminó siendo expulsado (según UNT se retiró voluntariamente) para terminar creando un partido a su medida, donde él es el principal líder. Dentro (quizás haya que decir más bien fuera) de la MUD ha sido una roca en el zapato. Aquel 12 de Abril, por ejemplo, fue un desacato al acuerdo tomado por consenso en el seno de la Unidad poco menos de un mes antes. Queda claro que no es un hombre que se sienta cómodo en niveles de subordinación y que no es alguien muy confiable para el resto del equipo.
Sin embargo hay que reconocerle su vis carismática y sus dotes de liderazgo cuando es el protagonista principal del show. Las evidencias demuestran que hoy Voluntad Popular y Leopoldo son las referencias con mayor aceptación entre la opinión pública adversa al chavismo. Digamos que en términos de captación electoral, López ha hecho algo que deberíamos llamar un buen trabajo, aunque los métodos y el costo hayan sido poco ortodoxos y demasiado altos.
Como efecto para la política nacional, el problema para el país es otro, porque suponer que Leopoldo López merece ocupar ya la Silla de Miraflores, es como creer que Donald Trump puede ser un buen presidente. En este punto es donde percibo lo parecidos que son el “pueblo chavista” y el “pueblo opositor”. El éxito de Chávez, sin duda intuitivo, fue saber estimular el clítoris político de la singularidad venezolana. En cierta medida, ser chavista es ser venezolano. Pero lo que más me aterroriza es la similitud que existe entre el imaginario venezolanoide y la pelotudez del Partido Republicano.
Venezolanidad e inmediatez
Para que el lector políticamente correcto no se perturbe en las siguientes líneas, aclaremos que las generalizaciones no significan “todos”, sino “una mayoría significativa”; que no necesariamente se desprenden de prejuicios; y que las categorizaciones son indispensables porque sin ellas no podríamos entender nada de la vida, enfrascados en cada una de las particularidades de la realidad. Dicho esto prosigamos.
Los venezolanos somos desesperadamente impacientes y recurrentemente inmediatistas. No entendemos el valor de la madurez de los procesos. De la creación por etapas. De los planes a largo, ni mediano plazo. Lo queremos todo y lo queremos ya. Quizás se deba al trópico y su lluvia de mangos o a los (des)afortunados booms petroleros, no importa por qué, pero el hecho es que todas las mañanas nos levantamos esperando que llegue galopando un héroe presidencial con una espada en una mano y una varita mágica en la otra para imponer justicia y progreso sin que los demás tengamos que hacer más nada que abrir la boca para pedir.
Ocurrió con CAP y con Chávez y desde hace más de 17 años ocurre con un pueblo clasemediático que se ha debatido, enamorado y desilusionado con mesías tan improbables como Irene Saez, Carmona Estanga y, ahora, Leopoldo López. Pero sucede que Leopoldo tiene más fuelle que los colegas que lo precedieron. Aceptemos también que algunas de sus “ventajas comparativas”, con las cuales “promociona” su imagen, se parecen mucho a nuestra tradición reciente del liderazgo: 1) exige un cambio inmediato de gobierno (#LaSalida, la “Transición”); 2) sufre prisión injusta; y 3) propone una nueva constitución como panacea. Los mismos atractivos con los que Hugo Chávez arrasó en 1998.
Entre la miseria humana y el reality show
Leopoldo López es una víctima. No denunciarlo a los cuatro vientos o, peor aún, justificar su presidio injusto y descaradamente perverso es, por decir lo menos, miserable. Sin embargo es muy grave no medir la dimensión real y causa de esta tragedia. Leopoldo está preso no porque represente un peligro real para el régimen, ni porque los chavistas son bien malucos, sino porque en Venezuela el Poder Judicial es un exabrupto medieval. Leopoldo López es un ciudadano más que ha caído en la trampa tribunalicia que deja impune más del 90% de los homicidios, secuestros, violaciones y atracos a mano armada que desangran al país. Si todavía no se ha dado cuenta de esto, querido lector, le sugiero que reflexione acerca de ello.
Todo chavista está convencido de que Leopoldo López es culpable. Un agente de la CIA, un “golpista” (irónico, ¿no?), un apátrida, un explotador y un asesino. Me parece bien, todo el mundo tiene derecho a tener su opinión. Yo, por ejemplo, creo firmemente que el Ché Guevara —aunque su mamá parece haber sido una santa— era un hijo de puta. Lo que no puedo aceptar es que haya sido ajusticiado después de haberse entregado (como el cobarde que era). Pudo haber sido un guerrillero sanguinario, pero, más allá de la formalidad de los DDHH, en honor a la inteligencia del ser civilizado, todo prisionero debe ser juzgado imparcialmente.
Por eso no dejan de decepcionarme mis amigos chavistas quienes creen, o quieren creer, que en la sentencia de la hoy internacionalmente famosa jueza Barreiros hay un ápice de justicia. Es muy raro. Si conversas con ellos declaran sin tapujos que la justicia venezolana es un desastre y pobrecitos los “privados de libertad” (¡qué eufemismo tan infame!), pero cuando hablamos del caso López no dudan de que “se hizo justicia”.
Por otro lado, también me sorprende la euforia melancólica de mis amigos escuálidos por el infortunio de López, en la medida que personalizan su martirio como ejemplo de lucha, prácticamente la única lucha que podría darse en el país.Leopoldo López es víctima de una injusticia porque estamos (des)gobernados por una manga de inescrupulosos maquiavélicos. Pero también es una víctima porque él escogió el camino de la provocación como un atajo para lanzar al estrellato su carrera política. Y le ha funcionado.
Es muy contradictorio que el chavismo haya alimentado el aura de martirio de Leopoldo, primero “inhabilitándolo” (qué figura tan retorcida para cercenar los derechos ciudadanos de los adversarios políticos) y luego convirtiéndolo en un preso político. Pero cuando se observan los resultados, uno cae en la tentación de pensar que al chavismo le resulta tan conveniente tener una oposición sifrinezca y pataletera —en vez de una con paciente labor popular— que parece que victimizaran a López de manera consciente y estratégica.
La graduación del calabozo
Todos los presidentes de la democracia venezolana fueron alguna vez presos políticos. Betancourt, Gallegos, Leoni, CAP y Luis Herrera sufrieron prisión bajo dictaduras. Incluso Caldera durmió una noche tras las rejas y al día siguiente, apenas lo soltaron, piró para los Estados Unidos. Chávez se entregó después de fallar en su intentona y nunca llegó a juicio porque Caldera sobreseyó su caso de manera muy irresponsable, pues su operación militar en Caracas significó un número indeterminado de muertes, cuya cifra oficial es de 14, pero de la cual no hay certeza. Un proceso judicial imparcial hubiera sido indispensable para deslindar responsabilidades y hacer justicia a las víctimas caídas. Dentro de la lógica de esta estadística, casi beibolística, Leopoldo López es actualmente un gran presidenciable.Maduro parecería la excepción, pero como no estamos seguros de que haya ganado en realidad las elecciones y ni siquiera sabemos si de verdad es venezolano, no cuenta.
Leo con satisfacción que el Senado chileno acaba de condenar unánimemente la sentencia contra López. Es particularmente significativa porque la moción fue aprobada incluso por miembros del Partido Socialista. Es un avance que la comunidad internacional por fin esté actuando con un mínimo de ética política. Esto se lo debemos al sacrificio de López, hay que reconocerlo, pero también hay que entender que la presión internacional (que todavía no existe, ojo, esto es sólo lo que, quizás, podría ser el principio) si bien es útil, no es suficiente, mucho menos determinante, para su liberación.
La única opción que tiene López de poner fin a su presidio y recuperar sus derechos políticos pasa porque el 6 de diciembre la oposición arrase en los comicios legislativos. Contradictoriamente, las elecciones para las cuales no tuvo paciencia hace casi dos años, son la puerta de su libertad. Ese es el irónico destino del líder más importante de la oposición venezolana.
En Venezuela no hay presos políticos, sino políticos presos…
Una de las frases más repugnantes que jamás haya podido enunciar un supuesto “defensor del pueblo” se perpetró en los labios del actual embajador de Venezuela en el Vaticano. Lo cierto es que la historia reciente de la persecución política en nuestro país es muy sui géneris, por ello le ha sido tan difícil a las instancias y organismos internacionales declararse al respecto. La Jueza Afiuni, es un ejemplo perfecto de esta singularidad. Ella nunca antes de su detención arbitraria (más precisamente: caprichosa, temperamental y despótica) se había pronunciado políticamente en contra del gobierno. Sin embargo terminó siendo una presa política, amén de sufrir vejámenes e injusticias.
Según Amnistía Internacional “Presos de conciencia son aquellos que, sin haber hecho uso de la violencia ni haber abogado por ella, están privados de libertad por razón de su raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política, por el origen nacional o social, o acusados de hacer uso y reivindicar los derechos recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos”. Por eso ha sido tan importante para el gobierno acusar a Leopoldo López de promover la violencia hasta el punto delirante de sustentar su caso en la opinión ¿profesional? de una semióloga, quien interpretó que López quiso decir exactamente lo opuesto a lo que dijo.
Contrapunto
Caramba, que opinion tan pobre,,,Se le olvida Sr. RESALTAR, el gran coraje que demostró Leopoldo al entregarse ala dictadura castrista...se le olvida RESALTAR, que Leopoldo se graduo con honores en Hadwar que es un profesional brillante, y lo mas importante, que un pobre chofer, resentido social, lo ha puesto preso...
ResponderEliminarEste artículo expresa también mi lectura de la situación... al dejar de lado el fanatismo, nos damos cuenta que como pueblo nos hace falta madurar, que no somos diferentes a las generaciones que eligió a Chávez en el 98 y que estamos expuestos a seguir siendo víctimas de nuestras decisiones. Somos emotivos y nos cuesta controlarnos.
EliminarUnknown, tu comentario demuestra lo tan cierto que es este articulo:
Eliminar"... todas las mañanas nos levantamos esperando que llegue galopando un héroe presidencial con una espada en una mano y una varita mágica en la otra para imponer justicia y progreso... "
"... sorprende la euforia melancólica de mis amigos escuálidos por el infortunio de López, en la medida que personalizan su martirio como ejemplo de lucha, prácticamente la única lucha que podría darse en el país." ... "Pero también es una víctima porque él escogió el camino de la provocación como un atajo para lanzar al estrellato su carrera política. Y le ha funcionado."
Pero es que no entendemos de una vez que en realidad es una tragedia bufa, o no nos damos cuenta que a hasta en primera persona siempre sale el mal chiste o "broma" sobre lo que pasa, y debemos entender que las bromas no existen, simplemente son realidades disfrazadas, y lamentablemente Leopoldo es nuestra piedra de contención o es simplemente el espejo que no pone este desgobierno.
EliminarEste artículo expresa también mi lectura de la situación... al dejar de lado el fanatismo, nos damos cuenta que como pueblo nos hace falta madurar, que no somos diferentes a las generaciones que eligió a Chávez en el 98 y que estamos expuestos a seguir siendo víctimas de nuestras decisiones. Somos emotivos y nos cuesta controlarnos.
ResponderEliminarCon respeto a la opinión de todos acá, me permito decirles que lamentablemente el (des) gobierno que tenemos primero con Chavez y ahora el del innombrable y la mano con los Castros Ruzz, les dio a millones de personas, que creían estar fuera de todo ordenamiento político y social y que creen que con este gobierno tienen "identidad" se "vengarían" de los ricos y todo la clase media profesional trabajadora...Es lamentable ver personas que sin ningún tipo de estudio, gerencia o profesionalismo ocupen cargos con tanto importancia como los es nada mas y nada menos que la presidencia y altos poderes judicial, legislativo y militar de Venezuela y que estos se encarguen a su vez de colocar gente con el único propósito de "ponganme donde hay, que en eso si soy bueno", con respecto a Leopoldo, me encanta su carisma, su coraje, es un muchacho que ha pesar de no tener tanta experiencia en contiendas políticas, tiene lo que necesita Venezuela, sangre joven, inteligente, preparado profesionalmente, con tanto heroísmo, líder carismático, con un gran entusiasmo y que nos llena de esperanzas por sacar a Venezuela de este hoyo que nos tiene el gobierno de Cuba a través de un traidor, inculto, mequetrefe y ruin tipo que no vale la pena ni decir su nombre. Leopoldo es mi AMIGO, no lo creo un Mesías, solo es un Venezolano que nos llena de orgullo y que me hace sentir que amar a Venezuela es lo primero y que me hace sentir honrada de ser Venezolana como él.
EliminarLa gran diferencia entre las generaciones que eligio a chavez y las que HOY siguen a leopoldo la establecio el mismo chavez....de un pueblo apatico a la politica pasamos a vivir con ella y conocer sus miserias...de un pueblo que creyo en un mesias pasamos a ser una MAYORIA CONSCIENTE que quiere por desicion propia una cambio de gobierno y no presisamente por ser adversa al chavismo...porque el chavismo como gobiernop NO EXISTE...Hoy NO vemos en Leopoldo un Mesias que nos guia...hoy es Leopoldo LA VOZ de los que no tienen voz,,,de un pueblo que hoy es mayoria y es su inspiracion y motivo de lucha....LA VERDADERA OPOSICION ES EL PUEBLO y no la MUD....eso debe quedarte bien claro...tanto a ti como a este REGIMEN DICTATORIAL COMUNISTOIDE...TU MEZQUINDA Y BAJEZA humana se te ve a leguas...y ya estamos cansados que CABALLOS DE TROYA COMO TU....SUPUESTOS INTELECTUALES Y MEDIOCRES OPINADORES DE OFICIO se traten de burlar del Pueblo,,,,burlandose de su sabiduria y nobleza.....ponte tu camisa roja y vete a besarle el trasero a los cubanos...que tu no mereces ser venezolano si es que lo eres...
ResponderEliminarExcelente Sr. EL VIEJO II. Me gusta su análisis y la sencillez de su respuesta.
Eliminarleopoldo va a ser PRESIDENTE! el q escirbio esto no es mas q un madurista camuflageadi
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con ud. amigo Viejo II
ResponderEliminarInteresante y sesudo análisis,.. Expresado con sencillez, franqueza, lenguaje coloquial y hasta homorístico, sin dejar de ser muy serio y profundo en su dialéctica disertiva... Comparto en gran parte los criterios allí esgrimidos, (solo exceptúo la inadmisibilidad de culpa de LLM, pues éste ciertamente corre con una RESPONSABILIDAD FUNDAMENTAL en los disturbios que se generaronm a raiz de su llamado nacionalo a INCENDIAR EL PAÍS HASTA QUE SALGA ESTE GOBIERNO...); y de allí todo lo que se generó con las lamentables muertes, heridos y demás daños colaterales y patrimoniales al país.. Si juzgarle y condenarle es un JUICIO POLÍTICO, pues.... tendremos que cambiar el concepto de los PRESOS POLÍTICOS y los POLÍTICOS PRESOS, como sería éste último el caso,... La MUD está de fiesta por el saque de LLM de la escena polítiva electoral, por ahora,..
ResponderEliminarSr. Carlos Barreto, perdone mi ignorancia sobre política, pero me gustaría saber por qué cree que la MUD está de fiesta por el saque de Leopoldo López de la escena política.
EliminarBuen artículo
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